DEBERÍAS ESTAR ESCRIBIENDO OTRA COSA.


Son casi las seis, el mate ya está frío. Suertudo se para arriba del teclado, él también sabe que yo debería estar escribiendo otra cosa. Pero necesito escribir esto, sacármelo de encima para poder continuar con esa otra cosa más importante.

Hay algunos que actúan como si no supieran que hacen faltan un millón de intentos para que algo salga bien. Son los que abandonan cuando descubren que se cayó el wifi, que el auto no tiene nafta, que no lo intentan porque les duele el pulgar del pie izquierdo. Yo no soy uno de esos, lo aprendí de chico, cuando todos los otros ganaban medallas y mujeres saltando en alto, en las carreras con obstáculos, en las piletas de natación. A mí solo me dejaban participar en la carreras de embolsados, donde terminaban los fracasados, y ni siquiera ahí ganaba.
No, yo no abandono rápido, pero hay algo que me tiene mal. Hace una semana que estoy escribiendo el capítulo dos de mi novela, novela que empecé hace exactamente dos años y que había empezado bien, pero en algún me perdí y decidí empezar de nuevo este Enero. Ahora estamos casi en Agosto y siento que no avance nada, que no me sale, que perdí todo este domingo tratando de sacar algo de mí que no quiere salir, o que no está.
Este viernes tengo que leer el capítulo dos en el taller. Esto implica tomarme un colectivo, viajar cuatro horas en la autopista, correr de Retiro a Recoleta, llegar con los justo, imprimir en cualquier kiosco diez copias, una para cada integrante de taller. Leer tartamudeando una de esas copias, inseguro de lo que escribi estás últimas dos semanas. Y lo peor de todo, bancarme las devoluciónes, que siempre empiezan con “Esta bueno” y después sigue esa palabra que arruina todo, “pero”, y entonces ahí empiezan a decirte lo que sienten. Antes solo era cortesía, un beso frío en la frente. “Que está medio apurado”, “Que no se entiende”, “Que estás escribiendo con los codos”, “que estás desatento”, “Que antes escribías mejor”.
En el viaje de regreso, siempre de madrugada, me hago la misma pregunta “¿Por qué sigo haciendo esto?” “¿Acaso soy masoquista?” En mi pieza tengo colgado un poema de Bukowski que se titula “ Así que quieres ser escritor” y que empieza “Si no te sale ardiendo de adentro/ a pesar de todo, / no lo hagas”, y termina “Cuando sea verdaderamente el momento / y si has sido elegido, / sucederá por sí solo y / seguirá sucediendo hasta que mueras / o hasta que muera en ti. / No hay otro camino / nunca lo hubo.

Creo que sigo escribiendo, esperando ese momento, esperando haber sido elegido. Espero que ese momento llegue pronto. 
Si es este viernes, mejor.



Comentarios

Entradas populares